Atlantis |
Los transbordadores espaciales actuales (Discovery, Atlantis y Endeavour) son el resultado de años de investigación e innovación tecnológica, después de que se decidiera que la carrera espacial necesitaba vehículos reutilizables tras el Programa Apolo que llevó al hombre a la Luna.
Con esta y otras premisas nacieron los transbordadores, cuyo primer miembro fue el Columbia, enviado al Centro Espacial Kennedy el 25 de marzo de 1979. Más tarde llegaría el Challenger, el Discovery y el Atlantis. Otra de las premisas con las que se entró en el programa de los transbordadores fue la posibilidad de llevar satélites a sus órbitas (bajas) y poder iniciar la construcción de una estación espacial orbitante, que a la postre se convertiría en la estación espacial internacional, ya a punto de terminarse.
Sin embargo, en el año 1986, un trágico accidente segó la vida de los siete tripulantes del Challenger, por lo que se inició la construcción de otro transbordador, el Endeavour. En el año 2003 otro desastre sacudía a la NASA y el transbordador Columbia también se desintegraba, esta vez en su reentrada en la atmósfera, por lo que los tres transbordadores restantes estuvieron parados hasta dos años después, tiempo que se invirtió en aumentar la seguridad de los vehículos espaciales e investigar las causas del accidente.
El transbordador espacial está compuesto de cuatro partes. Una de ellas es el vehículo espacial propiamente dicho, el orbitador, un gran tanque desechable de combustible, que contiene hidrógeno y oxígeno líquidos, que se libera a los 8.5 minutos del lanzamiento, rompiéndose en pedazos que caen al mar… y ahí se quedan, y dos tanques recuperables de combustible sólido, que se desprenden a los dos minutos del despegue, y con un paracaídas caen al mar donde son recogidos por los técnicos.
Sin embargo, los transbordadores ya están llegando a su fin, ya que su vida útil era de 100 vuelos cada uno. Su salida de la carrera espacial dará entrada a la nueva nave Orión, más parecida a las del programa Apolo, que se centrará en crear una estación espacial en la Luna para posteriormente tratar de llegar a Marte.
Con esta y otras premisas nacieron los transbordadores, cuyo primer miembro fue el Columbia, enviado al Centro Espacial Kennedy el 25 de marzo de 1979. Más tarde llegaría el Challenger, el Discovery y el Atlantis. Otra de las premisas con las que se entró en el programa de los transbordadores fue la posibilidad de llevar satélites a sus órbitas (bajas) y poder iniciar la construcción de una estación espacial orbitante, que a la postre se convertiría en la estación espacial internacional, ya a punto de terminarse.
Sin embargo, en el año 1986, un trágico accidente segó la vida de los siete tripulantes del Challenger, por lo que se inició la construcción de otro transbordador, el Endeavour. En el año 2003 otro desastre sacudía a la NASA y el transbordador Columbia también se desintegraba, esta vez en su reentrada en la atmósfera, por lo que los tres transbordadores restantes estuvieron parados hasta dos años después, tiempo que se invirtió en aumentar la seguridad de los vehículos espaciales e investigar las causas del accidente.
El transbordador espacial está compuesto de cuatro partes. Una de ellas es el vehículo espacial propiamente dicho, el orbitador, un gran tanque desechable de combustible, que contiene hidrógeno y oxígeno líquidos, que se libera a los 8.5 minutos del lanzamiento, rompiéndose en pedazos que caen al mar… y ahí se quedan, y dos tanques recuperables de combustible sólido, que se desprenden a los dos minutos del despegue, y con un paracaídas caen al mar donde son recogidos por los técnicos.
Sin embargo, los transbordadores ya están llegando a su fin, ya que su vida útil era de 100 vuelos cada uno. Su salida de la carrera espacial dará entrada a la nueva nave Orión, más parecida a las del programa Apolo, que se centrará en crear una estación espacial en la Luna para posteriormente tratar de llegar a Marte.
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